Crónica - Mujeres en Marcha

07.05.2022

En la semana que hemos celebrado las jornadas de "Mujeres en Marcha. Mujeres migrantes, Mujeres con derechos", la tarde del sábado (soleada, frente a la playa de la Zurriola , en medio del bullicio...) se nos hace una tarde diferente, algo muy especial se prepara.

Una vez contextualizada la actualidad de lo que en datos significa la realidad de la migración y, dentro de ello, de ser mujeres migradas en esta tierra nuestra, pasamos a poner rostro a todo ello.

Mujeres de la Palmera de Débora, guapas y arregladas, de distintos rincones de la tierra, de distintos países de aquí y de allí, como si nada pasara dentro de la carpa en la que se van realizando distintas actividades, algunas mujeres regalan vida, sus vidas, sus itinerarios migratorios, ponen experiencia y realidad a través de sus propios relatos. Otras compañeras se van sumando y compartiendo también sus vivencias; algunas con años de recorrido entre nosotras, otras recién llegadas, alguna sin saber ni donde está todavía...

Se genera como siempre una corriente de acogida, solidaridad, apoyo... Van apareciendo expresiones que se repiten que para cada una tienen detrás una vivencia, unos rostros e iban diciendo "no ha sido fácil", "somos invisibles", "tenemos que aguantar mucho"... pero aparecen también expresiones como "ahora somos amigas", "tenemos donde compartir", "ya entre todas se forma un NOSOTRAS, no somos ellas y nosotras"... Esto, abre una puerta a las que están llegando, a las que necesitan saber que no están solas.

En el exterior hay mucho ruido, mucha propaganda, mucha gente... dentro todo es más silencioso, pero puedo asegurar que la fuerza, el coraje y el valor compartido dentro, tiene mucha más fuerza que ese ruido externo que se apaga fácilmente. La vida trasmitida en el interior permanece, anima y sostiene para seguir haciendo juntas camino, entre dificultades y alegrías, entre esperanza y abrazos.

GRACIAS por compartir, por abrir vuestro corazón y dejar que unas y otras nos vayamos asomando a esa tierra sagrada que es cada una, con cariño y respeto.

Arantza Odriozola