
Crónica - "Palmera de Débora"
Hemos vuelto a reunirnos alrededor de Débora y en esta reunión, las voces de distintas tierras se entrelazaron como un tejido vivo, fuerte y diverso. Nos encontramos mujeres de distintos rincones del mundo que un día dejamos atrás nuestras casas, nuestras calles y hasta nuestras raíces para buscar en España un lugar donde soñar con mejores días.
Cada una trajo consigo una historia, y al ponerlas sobre la mesa descubrimos que, aunque diferentes, nos reconocemos en un mismo pulso; la fuerza del amor por nuestros hijos, por nuestras familias. Ese amor ha sido la brújula que nos ha empujado a cruzar mares y fronteras, a enfrentar la incertidumbre y a aprender a caminar de nuevo en un suelo distinto.
Escuchamos relatos que dolieron; recuerdos de violencia, de injusticias, de despedidas que aún pesan en el pecho. Escuchamos anécdotas que nos confirman que, aunque el camino a veces se torna difícil, también hay gente noble que abre sus puertas para recibirnos con calidez.
También compartimos la certeza de que, pese a las dificultades de regularizar nuestros papeles, de adaptarnos a un nuevo idioma o a costumbres que al inicio se sienten ajenas, seguimos de pie. Y lo hacemos juntas, sosteniéndonos unas a otras.
Hemos recibido a Herenia, mujer cálida de Nicaragua que nos compartió su recorrido, sus vivencias y sus anhelos más profundos. También se integró Sonia que es de Colombia, ella viene a sumar y a nutrir este grupo de ideas, experiencias y aprendizajes.
En este espacio, cada sonrisa, cada palabra de ánimo y cada gesto de complicidad se convierte en bálsamo. Las encargadas del grupo, siempre cercanas, nos recuerdan con su entrega que no estamos solas, que su ayuda es un faro en medio de tantas tormentas. Su acompañamiento, paciente e invaluable, nos devuelve la confianza que a veces se tambalea. Entre todas, tejemos comunidad y en ese tejido hay esperanza; la de construir un presente más digno aquí, y la de que algún día, quizá lejano, podamos regresar a nuestros países con la frente en alto, sabiendo que la migración no nos quebró, sino que nos transformó en mujeres aún más valientes.
En esta reunión no solo compartimos planes para el curso 2025-2026, también reafirmamos que juntas somos más fuertes. Que la memoria de nuestro pasado, aunque cargada de heridas, se convierte en semilla de futuro cuando la miramos con amor, con solidaridad y con la certeza de que ninguna de nosotras camina sola.
Hasta la próxima.
Martha Ortega N.
