Crónica - Ratos Rutas Retos

12.06.2022

¡¡¡Tormenta!!! 

Los peores augurios parecen cumplirse: la lluvia arrecia con fuerza, como intentando desanimarnos para la excursión. No sabe con quién se las está viendo; hace falta mucho más para que nosotros nos vengamos abajo. Nos dirigimos a OnDoaN a encontrarnos con el resto del grupo; Cabárceno nos espera.

Hemos quedado un poco antes de las 8:00 (hora prevista de salida), puesto que no es buen sitio para que nuestro amigo Luiscar espere con el autobús; será mejor que esperemos nosotros. Todos llegamos puntuales, aunque Oihana ha decidido dar un poco de emoción al asunto... ahí llega. Nos saludamos con el cariño que nos tenemos (los veteranos en estas andanzas), y con el que nos prometemos tener (los que aún no nos conocíamos).

Montamos en el bus. Las que se marean, delante; las que nos marean al resto (las chicas del coro), atrás. Lo último es broma (más o menos ☺), naturalmente. Damos los avisos de rigor (recordatorio de horarios, ruta, parada, fotos...), y al ataque.

Nos dirigimos hacia el Oeste. No tenemos previsto encontrarnos ni con indios ni con vaqueros, pero sí con alguna que otra vaca... y más animalitos. También esperamos que el tiempo nos permita disfrutarlo. Que no cunda el pánico: el cielo se va abriendo frente a nosotros; hacia ahí vamos.

Tras la paradita de rigor para hacer una visita al wc (y para desayunar copiosamente, alguna de nosotras), nos disponemos a hacer la segunda parte de la ruta (sin sudar tanto como cuando nos movemos arriba y abajo con las botas llenas de barro); pronto entraremos en Cantabria. Para hacer más corto lo que nos queda: "¿os apetece hacer un bingo?" "Síiiiiii". Pues no se hable más. Uno no, dos. Rotundo éxito de participación: todos atentos y concentrados. Dos líneas y un bingo por cada uno de los dos cartones (no confundirse: primero el rosa, después el verde). Ojo con los palillos, que no tenemos lápices para todos. Los que van pinchando números con soltura, ambicionan los premios prometidos -se respira la tensión-; los que no encuentran nada que pinchar, están tentados de dar otros usos a los palillos. Pero salta a la vista la honradez de los participantes (¿demasiada?): no se recibe ni una sola propuesta de soborno. Los afortunados: líneas para Lorea, Jone, Hamdi y Gema; bingos para Pauli y Ayoub.

Son las 11 (uno uno)....LÍNEA!! Nooo, ¡esa es la hora! Ya hemos llegado, casi sin darnos cuenta.

El desastre climatológico de la mañana se ha apañado mucho, pero sigue sin lucir el sol. Consecuencia buena: evitamos abrasarnos bajo sus rayos justicieros. Consecuencia mala: las tortugas no tienen ánimo para salir a saludar; nos tendremos que conformar con ver cómo echan la siesta en su casita. Las focas y leones marinos, que ya se han ganado la jubilación y, por tanto, han dejado de ofrecer espectáculos preparados, nadan plácidamente. Las serpientes, por su parte, nos dirigen una mirada hipnótica con cara de "venga majo, apiádate de mí, sácame de esta urna y acerca tu rico cuello". Nadie les hace caso; algunas (Iracema, Nijmah, Gema...) que ya las conocen de viejos encuentros en sus lejanas tierras, de hecho, no han entrado ni a saludarlas... por algo será. Iván, un tío observador como pocos, ha descubierto escondido en el bosque a un bello ciervo que nos observa relajado; y los demás nos acercarnos a fotografiarlo, claro.

Toca moverse. Los tigres y los primates nos esperan. Es un decir; tiene pinta de no les importamos gran cosa. Especialmente a los tigres, que pasan olímpicamente de nosotros. Pero, al menos se dejan ver. ¡Qué pasada de pelaje! Pero no me gustaría caer en su recinto... y no lo digo por la caída. Los gorilas se hacen los remolones, nos marean haciéndonos salir y entrar repetidamente tras ellos, nos dan la espalda (dice Abdelha que es porque nos están imitando -así todos miramos al mismo lado-; seguramente tendrá razón), a veces hacen alguna "monería" (como es normal)... también se acarician cariñosamente y se dan mimos. Es inevitable sentirse de su familia. ¡Pero si también hay llamas! Los más intrépidos reciben su líquido regalo de bienvenida (eh, Ivan, Senia...).

¡Al bus!

No voy a contar la maniobra de nuestro intrépido piloto para llegar al siguiente recinto (ya he dicho bastante). Los osos nos esperan. No es una frase hecha; cuando llegamos nos encontramos unos cuantos ejemplares junto a la reja de acceso mirándonos fijamente. Descartamos la posibilidad de entrar (no es por miedo, eh! es que aún tenemos que ir a ver más bichos). Estos osos pardos aún más pardos de lo normal, tienen el conocido "color Cabárceno". ¡Menudas zarpas! A punto han estado de devorar a Claudia y a Gema, rescatadas en el último momento.

¡Vamos a por los leones! Pues parece que han olido nuestras intenciones y no tienen muchas ganas de coincidir. Ellos se lo pierden.

Camino de la gran pradera de los elefantes, vemos varios Addax, dromedarios, bisontes... Dima está buscando algo que meter en el bocadillo y, como carnívora que es, se acerca con disimulo a unos herbívoros de pinta suculenta. Al final, les salvamos el pellejo a los animalitos, puesto que finalmente nos llevamos a la depredadora colombiana.

Junto a los elefantes (madre y cría nos dan una exhibición de cómo utilizar la trompa para comer hierba), nos esperan las cabinas. Montamos en cuatro grupos. Sobrevolamos, en un recorrido de 30 minutos, gran parte del parque; las vistas son excelentes. Hay quien teme caer a la charca de estos bicharracos; pero, tranquilidad: Pauli lleva la camiseta de Orio y, si hace falta, nos sacará de ahí remando. Además, conseguimos "pescar" tumbados a dos leones que antes se nos habían escapado.

¡A comer! 

¡¡Y tanto que a comer!! Nos distribuimos en varias mesas a la sombra a reponer fuerzas, y a degustar las delicias que Nijmah ha traído para compartir. El postre de Iracema es el mejor remate posible. Denis e Inés, que son más listos que el hambre (nunca mejor dicho), ya sabían en que mesa ponerse. Ayoub está haciendo operación bikini, y come con medida. Lorea no dice que no a nada. Kelin, Gema, Jazmín, Fanny, Tatiana y Dilenia, es decir, las chicas del coro, no tienen intención de levantarse hasta dar buena cuenta de los cientos de sándwiches que han traído. Farida es capaz de hablar con Senia sin parar y devorar al mismo tiempo (una máquina). Iván, Denis, Moha, Hamdi y Mohamad están esperando el momento de escaparse a seguir dando patadas a todas las piedras que se pongan a su paso (está claro que no hace falta porterías para disfrutar del fútbol). ¿Dónde está Dima? Tranquilidad, no ha ido a hincar el diente a ningún animal; seguramente está buscando un lugar para cargar el móvil. Es que Oihana nos ha puesto a todas en canción con un concurso de vídeo animal, y ahí estamos todos dándolo todo teléfono en mano. Marta y otro que yo me sé, también andan pululando de mesa en mesa, a ver si pillan algo rico de aquí y de allá; ¡no saben nada...! Sonia, como siempre, pendiente de todo, también de las fotos... ¡venga ese selfie!

Muchos nos acercamos al bar a tomar un café y, de paso, saludar a Luiscar, al que hemos dejado solito comiendo. Pero, para cuando hemos llegado, ha huido a echarse una siesta; merecida, sin duda, vaya tute de día lleva (hacer pasar el transatlántico que nos lleva de un lado para otro, por los escuálidos caminos del parque es una auténtica prueba de pericia, paciencia y puntería). Víctor también hubiera agradecido una siestecita (él lo negará, pero yo se lo noto), pero no quiere perderse lo que queda. Jone, Laia y Lorea, después de visitar a los burros, deciden que no hay mejor café que andar en los columpios. Buena decisión.

¡Rápido, que las rapaces empiezan su exhibición!

Unas cuantas fotos más con jirafas y avestruces (o sin ellas, que se pongan sólo si quieren), con pose, claro, y corriendo para el anfiteatro de las aves. Llegamos justito. Farida está a punto de perder la visera a manos (más bien garras) de un ratonero común. A Xabi, tras horas de peluquería, lo ha despeinado un milano real. Hamdi y Mohamad no parecen tener mucho miedo, y veo cómo ocupan el lugar que Farida acaba de dejar libre. Arantza también está disputando de lo lindo... sólo le faltaba que soltasen perros voladores. A Sonia y a Marta, digan lo que digan, se les escapa algún pequeño grito nervioso. Claudia, se ríe... ¡qué raro!... ojalá no pierda esa costumbre. Oihana, milagrosamente, no se ha contagiado del color pardo del lugar, y conserva el blanco impoluto de su ropa.

Último recorrido por los animalitos del parquin. Me llaman la atención las suricatas. No soy el único: Denis ha pillado un buen plano, Fanny se hace la remolona grabando el último vídeo.

Nos espera la foto de grupo antes de emprender el regreso. Sonia saca la primera, como siempre... por si acaso. Luiscar la "oficial" (chico para todo).

Nos volvemos. ¿Estamos todxs? 30, tres cero. Ok. En marcha. Pero no, ahora no habrá más bingos, que Senia y Ayoub quieren seguir durmiendo; ¡madre mía, qué capacidad! (o qué necesidad). Será si las tres enanas les dejan, que parece que siguen con marcha. Además, Abdellah, agotado por sus labores de intérprete a la ida, merece también una tregua.

Pasamos por los rinocerontes y la fauna ibérica antes de despedirnos del parque.

El regreso, ameno, relajado, sonriente. Un pequeño atasco al salir de Cantabria; nada que lamentar. En la paradita técnica (baño...), aprovechamos para repartir los premios. Flores para plantar, para las líneas (decíamos que, si Mahoma no va a la montaña, la montaña...; un poco de vida, de color... que se quiere compartir, como las rutas que llenamos de buenas experiencias, vivencias, imágenes... vida; una invitación a que se sumen nuevos caminantes a este camino compartido). Una cantimplora que invita a la aventura para nuestra aventurera más veterana (Paula ha cumplido más que de sobra con nuestras rutas, pero hay otras mil maneras de vivir aventuras, con sentido de búsqueda permanente, con una sonrisa, con ilusión..., lo cual no quiere decir que no vaya a volver a las nuestras, claro) y un paraguas también "aventurero" para Ayoub, porque "a mal tiempo, buena cara", de acuerdo, pero tampoco es plan de ir empapados por la vida. Por cierto, ¿se habrá secado ya nuestro patinador matutino?

Llegamos a Donostia. Palabras de agradecimiento (más que sinceras, os lo digo yo) del coordinador y de la sheriff del poblado OnDoaN City. Sonia hace de apuntadora, chivando por lo bajini los avisos importantes... menos mal.

Una auténtica gozada. Otro día que ha merecido la pena vivir (bueno, en este caso no ha habido pena). Un placer haber conocido a los nuevos miembros de esta familia que crece. Un placer vernos sonreír. Me temo que el teléfono de OnDoaN echará humo los próximos días con la avalancha de vídeos animales. Esos humos están bien, no son de los que contaminan y asfixian, sino de los que indican que muy cerca hay un fuego que reúne alrededor a los que se quieren (de lejos, de cerca, mayores, pequeños...), un fuego que funde nuestras lenguas diversas en una única, la del respeto, la del corazón, la del querer entenderse..., un fuego que alimenta y da calor.

Decía nuestro sabio chófer que el 75 % del éxito o fracaso de una excursión no depende del conductor ni de la organización, sino del tiempo meteorológico. Creo que tiene mucha razón. Sin embargo, no puedo evitar sospechar que no creo equivocarme al pensar que, aun con un tiempo bastante más birrioso, hoy las sonrisas se habrían impuesto igualmente. De todas formas, no temáis, seguiré encargando buen tiempo para las próximas.

Un abrazo muy muy fuerte a todas y todos. Y mil gracias por todo. 

Xabi Ariznabarreta