Crónica - Taller de Constelaciones Familiares

26.03.2022

Sábado, un día que abre posibilidades. Bueno, mejor dicho, un día que podemos orientar a aquello que nos parece más importante, siempre que las obligaciones nos lo permitan o siempre que podamos diferir lo urgente para atender lo importante. Hoy lo importante, para las que estábamos, éramos nosotras y nuestros sistemas.

Hemos llegado a OnDoaN y, como es costumbre, nos han recibido de un modo personal y afectuoso. Es agradable ser mirado como alguien a quien esperaban. Alguien que, este día, tenía su lugar en la casa. Acoger/ser acogido es importante, lo sabemos, y sentirlo no tiene precio.

El taller comienza con una mirada a las que estamos. Por razones diversas no ha podido acudir más de una. El número era más reducido de lo acostumbrado, así una opción pudiera haber sido suspender el encuentro. ¡Quién sabe! La Vida/vida rige como le parece.

Así pues, desde el agradecimiento por lo posible, nos hemos adentrado en la actividad propiamente dicha: mirarnos y vernos mutuamente colocados en parejas; mirar a los padres y las generaciones precedentes a espaldas de los mismos; mirar el ámbito de nuestra vida que adquiere más presencia hoy (sistema familiar actual, social, laboral...). De este modo, hemos ido perfilando el posible asunto a trabajar en la Constelación. Eso sí, en tanto una quisiera.

¡Un receso! Tiempo para seguir atendiendo y zurciendo las miradas. Un tiempo distendido con energía y alegría.

Tan así que el tiempo disponible para las Constelaciones ha sido un fluir de personas dispuestas a trabajar sus asuntos. Trabajos que han mostrado: la necesidad de atender los duelos inconclusos; la importancia de ocupar su lugar; el coraje de mirar a la vida... Comprensiones que han generado agradecimiento y, a la vez, consciencia de aquello que hay que atender y/o trabajar.

Y así ha transcurrido el tiempo que nos habíamos dispuesto para dicho taller. No ha sobrado nada, es más, ha sido lo necesario.

Éramos menos de lo esperado y acostumbrado y, a la vez, ha sido un encuentro de mirar(nos) con respeto y cariño. Mirada que ha podido extenderse a los propios sistemas y a los miembros de las mismas. Un encuentro, el de hoy, que ha culminado con el alma personal y familiar más tierno, ternura que brota de mirar la verdad del alma con respeto y compasión.

¡Quién sabe! La Vida/vida rige como le parece. Tal vez, lo nuestro es agradecer humildemente la oportunidad propiciada por Ella.

Ion Loiola