El Camino Migrante

15.10.2025
Migrar es volar sin certezas, solo con el instinto de que algún día volveremos a sentir hogar".

No hay seres ni grupos humanos puros, somos el cruce de años de civilizaciones, de viajes que nos hacen una combinación rica y compleja de la mezcla humana que somos. 

Migrar es partir, es un eco de perdida de lealtad, de supervivencia y también una oportunidad de sanar, es también repetir una perdida de territorio en el árbol generacional. Al migrar, no solo hacemos las maletas y cruzamos fronteras; nos arrancamos de la tierra que nos nombra, del lenguaje que aprendimos, de los parajes que nos vieron crecer. Es dejar atrás historias, sabores, abrazos, pero lo más profundo no siempre se ve; cuando una persona migra, el cuerpo parte, pero el alma arrastra memorias que no entiende, duelos no elaborados, promesas no cumplidas. 

La migración es un cambio de piel que altera nuestra energía, cada experiencia migratoria es un proceso que depende de las condiciones, recursos sociales, culturales, personales, económicas y emocionales de cada quien; al cambiar nuestro lugar en el mapa, aprendemos una nueva lengua, entablamos una relación con culturas diferentes y a veces hay que darle al sistema nervioso espacio para llorar, alejarse de todo por un rato, moverse sin sentido, recibir un abrazo amable, una compañía sin juicio, un respiro con ventanas abiertas. 

Las personas no siempre nos vamos de lugares porque algo está mal, a veces nos vamos de lugares, espacios que ya cumplieron su ciclo, o tal vez nos vamos porque requerimos nuevos destinos, oportunidades, nuevas relaciones, nuevas prácticas de vida. 

El cambio es gigante, pero la riqueza del cambio es la riqueza de nuestro propio crecimiento y aprendizaje. Cuidemos siempre los comentarios que les hacemos a las personas que estamos en este duro proceso de duelo; a veces con las mejores intenciones, también podemos causar los peores daños. 

Migrar es un proceso complejo y lleno de matices, el decidirte a hacerlo tiene una gran carga emocional, aplicar a una residencia es un proceso de tiempo y pruebas, hay personas hermosas en el camino, pero también personas duras y prejuiciosas; la nostalgia, el miedo, la incertidumbre y la tristeza nos acompañan en este transito; las maletas están repletas siempre de recuerdos.

Cada paso en el proceso migratorio, nos reta a transitar por la incomodidad, la incertidumbre y la duda. Migrar como derecho, como gusto, como necesidad, como privilegio, como obligación, impacta nuestro sistema nervioso, nuestro sistema emocional poniéndonos en estados de alerta e hipervigilancia recordando emociones que teníamos aparentemente dormidas y removiendo otras muy difíciles frente al duelo migratorio y al estrés aculturativo, es una experiencia que nos redefine, que nos transforma y nos trasciende, que nos hace encontrar nuevas historias para nosotros, nuestros contextos y los lugares de acogida. 

A veces, es solo necesario reconocer la necesidad de espacios de pausa, reconexión y cuidado en estos meses de tránsito, cosecha y renovación para así dejar esos episodios de soledad y desolación encontrando sentido en las diferentes etapas del proceso migratorio

A veces, solo es necesario aceptar que son varios los duelos que atravesamos los migrantes; solo eso.

A continuación, te detallo los 7 duelos de la migración: 

1.- El duelo que implica la perdida de nuestros afectos familiares y sociales. 

2.- El duelo que se genera ante la incapacidad de expresarnos en nuestra lengua y la falta de fluidez con el nuevo idioma. 

3.- El duelo cultural, ese que nos marca el dolor por la forma de vestirnos, las celebraciones, los valores sociales y el huso horario. 

4.- El duelo por el estatus social, ese que teníamos en nuestro país de origen, el trabajo, la situación legal, etc.

5.- El duelo físico, para muchos el trayecto migratorio es duro e implica riesgos, ya en el nuevo país lo padecemos a través de la discriminación u otra exclusión. 

6.- El duelo por nuestra tierra, añoramos lo que nos es familiar, el clima, los olores, los paisajes. 

7.- El duelo por el sentido de pertenencia, el contacto con nuevos grupos acentúa la añoranza de quienes nos rodeaban antes. 

Si bien es cierto el duelo migratorio es un proceso absolutamente NORMAL e individual que atravesamos los migrantes, también es verdad que no necesariamente todos atravesamos los 7 duelos. Cada quien atraviesa duelos particulares que dependen de su historia de vida, las circunstancias por las que emigró, incluso dependen de su personalidad. 

Hoy entiendo que estos duelos no son solo para los que nos fuimos, también los sufren los que se quedaron… ESPERANDO. "Migrar es volar sin certezas, solo con el instinto de que algún día volveremos a sentir hogar".

Hasta la próxima. 

Martha Ortega Navarro