Kontu-Kontari con... Jose Mari Lezana

12.04.2022


Día Internacional de los Niños de la Calle 2022


Este día de hoy, 12 de abril, es el día de los Niños de la Calle. Un día en el que se trata de visibilizar la realidad sufrida por muchos niños y hablada por muy pocos.

Al hablar de la calle, nos referimos a no tener el abrigo y la seguridad de sentirse acogidos por un entorno estable. En nuestra sociedad es una realidad para muchos niños que viven situaciones de vulnerabilidad que les afecta en todos sus aspectos de la vida; ya sea bienestar físico, psicológico, emocional...

Por ello, es importante que como sociedad nos unamos, y creemos ese techo de seguridad y cercanía tan necesario para ellos. Lo cual, solo se puede conseguir trabajando en red desde la propia calle hasta los despachos más elegantes.

Con esa intención hemos realizado una entrevista a José Mari Lezana quien, como profesional, nos ha dado una mirada más profunda y elaborada con todas sus vivencias.




José Mari Lezana nació en Donostia hace 61 años. Está casado, tiene dos hijos y es licenciado en Psicología por la Universidad Pontificia Comillas.

Prácticamente toda su vida laboral la ha desempeñado en el ámbito de los servicios sociales; los primeros años trabajando en la atención temprana de niños y niñas con problemas de desarrollo y situaciones de discapacidad y. desde el año 1990, en el ámbito de la protección infantil, donde ha ocupado distintos puestos.

Actualmente es el jefe de la Sección de Acogimiento Familiar y Adopción en el Servicio de Protección a la Infancia y la Adolescencia de la Diputación Foral de Gipuzkoa. 



1. Siendo éste un tema rodeado de tabúes y desconocimiento, ¿Qué ideas debemos tener claras para acercarnos a esta realidad?

Antes de nada, habría que aclarar qué entendemos por "niños de la calle". Desde mi experiencia, en Gipuzkoa por suerte no existe la realidad que se da en otros lugares del mundo en los que niños y niñas se ven obligadas a vivir por sus propios medios en la calle, sin ningún adulto de referencia, o con adultos que no garantizan la cobertura de sus necesidades básicas y por ese motivo se tienen que buscar la vida para poder sobrevivir cada día. Pero en Gipuzkoa sí hay situaciones de desprotección infantil que requieren la intervención de los servicios sociales para procurar garantizar el respeto a los derechos de niños, niñas y adolescentes que sufren maltrato o negligencia por parte de su familia.

Esta es una realidad muchas veces invisible para la mayor parte de la sociedad, que creemos que no ocurre en nuestros barrios y en nuestras ciudades, pero que está muy presente. Baste decir para que podamos hacernos una idea de su dimensión que actualmente la Diputación Foral de Gipuzkoa tutela en torno a 800 niños, niñas y adolescentes que han tenido que ser separados de sus familias porque no recibían un buen trato y su seguridad se encontraba amenazada.

2. ¿Qué tipo de sentimiento te nace al escuchar "Niños de la calle"?

Siguiendo con lo mencionado en la respuesta anterior, mi pensamiento va hacia la situación de niños, niñas y adolescentes que sufren experiencias de maltrato, negligencia o abuso sexual en su entorno familiar.

Y esto me genera indignación, porque pienso que esas situaciones son consecuencia de una sociedad que no está orientada a asegurar el bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas, mucho menos el de los más débiles. Se dice que para cuidar a un niño es necesaria la tribu entera, y si un niño o una niña sufre desprotección es porque la tribu está fallando.

Jorge Barudy, un neuropisquiatra de origen chileno, experto en protección infantil, dice que "el buen trato de un niño nunca es un regalo o el efecto de la buena o la mala suerte. Al contrario, es una producción humana, nunca puramente individual, ni únicamente familiar, sino más bien el resultado del esfuerzo del conjunto de una sociedad."

3. ¿Qué tipo de ayudas / acompañamiento ofrecéis a los niños? ¿Cómo se organiza el servicio?

Nuestro Servicio es responsable de atender las situaciones de desprotección infantil más graves, ya que un buen número de situaciones de riesgo y vulnerabilidad son atendidas por los servicios sociales municipales. Cuando la severidad del maltrato o negligencia que sufre un niño o una niña es importante, se pone en marcha nuestra intervención. 

Lo primero que hay que decir es que ninguna intervención sería posible si antes no hay alguien que da el paso de sacar a la luz la situación de desprotección.  

Es poco habitual que el propio niño o niña que está viviendo y sufriendo el maltrato o la negligencia lo denuncie. Por eso, el primer eslabón de la cadena lo forma esa persona (maestro o maestra, profesional sanitario, ciudadano o ciudadana) que es sensible a la situación y lo notifica para que se trate de poner remedio.

Una vez se pone en conocimiento esa situación, puede empezar a abordarse, y lo primero es garantizar la protección. 

En los casos más graves, esto pasa por adoptar una medida de separación del entorno familiar, ofreciendo un contexto alternativo de cuidado, preferentemente en otra familia de acogida y, cuando esto no es posible, en un recurso de acogida residencial, que en Gipuzkoa habitualmente está formado por pequeñas unidades de 8 niños, niñas y adolescentes a cargo de un equipo de educadoras y educadores.

Pero, siempre que es posible, se trata de poner remedio a la situación evitando la separación del entorno familiar. Para ello, contamos con programas de intervención educativa y terapéutica que tratan de incidir en las circunstancias personales, familiares y sociales que están en el origen de las situaciones de desprotección infantil y, mejorando esas situaciones, promover el buen trato de los niños y niñas de esa familia.

4. ¿Quiénes trabajan en favor de su bienestar?

Hay una red de recursos muy amplia. Desde profesionales que se dedican a valorar las situaciones que se nos notifican, tratando de entender qué está pasando y procurando contar desde el principio con la colaboración de las personas adultas responsables del cuidado de los niños y niñas, equipos de educadores y psicólogos que tratan de ofrecer conocimientos y pautas de cuidado para mejorar las habilidades de los padres y madres, familias de acogida y equipos de apoyo de estas familias, equipos educativos de recursos residenciales, etc.

Pero, aunque estos recursos son muy importantes, el bienestar de cada niño, niña o adolescente que atendemos solo se consigue con la implicación de toda la comunidad que le rodea, desde sus vecinos, la escuela, los servicios sociales, los sanitarios...

5. ¿Cuáles son mayormente las necesidades de los niños?

Hay una base de necesidades que son comunes a las de todo niño o niña en función de su momento evolutivo: cuidados físicos, afectivos, educativos, sociales... Pero, además, se acumulan otras necesidades especiales que son consecuencia de las experiencias adversas que han vivido en sus cortas vidas. En muchos casos, hay que reparar el daño causado por esas experiencias, desde recuperar un sentimiento de seguridad perdido porque no han podido confiar en las personas adultas responsables de su cuidado, hasta la reparación de retrasos madurativos o de aprendizaje, sintomatología física o psicológica, etc.

6. ¿Cuál es la edad de dichos niños?

Atendemos niños, niñas y adolescentes desde su nacimiento hasta la mayoría de edad, e incluso, más allá de esa mayoría de edad. Podemos recibir una notificación incluso de un embarazo de riesgo, que requiere de un control y seguimiento para tratar de promover unas adecuadas condiciones de cuidado desde ese mismo momento, y también ofrecemos apoyo a chicos y chicas que, una vez cumplida la mayoría de edad, necesitan ese acompañamiento para poder hacer una buena transición hacia la vida adulta.

7. ¿Cómo son recibidos por la sociedad? ¿Qué mirada suele ser la más común hacia ellos?

Hace poco, en unas entrevistas que hacían a chicos y chicas que viven o han vivido en recursos de protección infantil, una chica decía "No es qué he hecho, es qué me han hecho a mí", refiriéndose a que muchos chicos y chicas por el hecho de vivir en un centro o en una familia de acogida se sienten estigmatizados porque perciben que la sociedad les responsabiliza de su situación, 

como si hubieran hecho algo malo por estar ahí, cuando lo cierto es que si están bajo la protección de la administración es porque alguien les ha hecho algo a ellos.  

Si, además, son chicos y chicas con alguna característica como una raza o una nacionalidad diferente a la nuestra, este riesgo de estigmatización se incrementa.

8. Desde la mirada de nuestra sociedad, ¿Qué tipo de futuro les espera?

Lo tienen más difícil que otros chicos y chicas que han recibido desde que nacieron los cuidados y la atención suficiente para tener adecuadamente cubiertas sus necesidades. Por eso, necesitan contar con más apoyos para poder salir adelante.

Nuestra sociedad debe tener hacia estos chicos y chicas una mirada que reconozca sus derechos, que asuma la responsabilidad de no haber sido capaz de asegurar su bienestar y, por tanto, es obligado asumir la responsabilidad de darles oportunidades para que puedan desarrollar todo su potencial. En mi experiencia, muchos de ellos y ellas aprovechan bien las oportunidades, y en muchas ocasiones desarrollan una capacidad de superación admirable.

9. ¿Cómo trabajáis con esta realidad? ¿Cuál es vuestra mirada?

Tratamos de poner en el foco el bienestar de cada niño, niña y adolescente que atendemos. Nuestra intervención tiene que ser de acompañamiento, dando el protagonismo a cada uno de ellos, porque se trata de su vida. Tenemos todavía mucho que mejorar en esto, venimos de una sociedad y de un modelo de atención paternalista, en la que los profesionales nos arrojamos el papel de "expertos", llegando a veces a creernos con el poder de decidir por los chicos y chicas que atendemos.

10. Teniendo en cuenta la complejidad del tema, ¿Cómo le hacéis frente a los problemas que se pueden crear en el colegio?

El colegio es un entorno fundamental para el desarrollo de todo niño o niña. Puede ser fuente de crecimiento, pero también de sufrimiento. En ocasiones, las necesidades de los niños y niñas que han vivido situaciones de desprotección no son reconocidas en el entorno escolar, y se reproducen dinámicas de rechazo y exclusión.

Por ese motivo, es necesario reforzar las acciones formativas y de sensibilización sobre esta materia entre el personal educativo.

Como he dicho en mi presentación, yo empecé trabajando en los años 80 en la atención temprana de niños y niñas con discapacidad. Entonces se empezaba a plantear la integración de estos niños y niñas en centros escolares normales, ya que anteriormente habían asistido tradicionalmente a centros especiales desde sus primeros años. Hubo que explicar y justificar la bondad de este proceso de normalización, formar al profesorado, crear recursos que ofrecieran esa atención especial en el propio entorno de las escuelas.

Hoy en día nadie duda de la importancia de una escuela inclusiva. Pero sigue siendo necesario formar al profesorado para que entienda y reconozca las necesidades de estos niños y niñas que, para poder sobrevivir, han tenido que adaptarse a situaciones muy adversas. Y darles la oportunidad de confiar y poder desaprender aquellas conductas que no resultan adaptativas para poder adquirir los recursos que les permitirán un mejor desarrollo y una mejor integración.

Nuestros equipos de profesionales están en constante diálogo con el personal de los centros escolares, Berritzegunes, de la Delegación de Educación, etc. Y creemos que se ha avanzado mucho, pero queda también camino para mejorar.

11. Dirías que la realidad de los niños afecta en su socialización? ¿Cómo le hacéis frente a ésto?

Por supuesto, la socialización es una de las áreas de desarrollo que se ve afectada por las experiencias adversas vividas en contextos de maltrato y negligencia. Hay que tener en cuenta que cuando un niño o una niña vive en un contexto maltratante aprende a desconfiar, no puede esperar que quienes son responsables de cuidarle vaya a cubrir sus necesidades. Y eso genera una base de inseguridad y desconfianza que está detrás de las reacciones de rechazo, agresividad o extrema introversión que a veces aparecen en estos chicos y chicas.

La manera de hacer frente a esta situación es, en primer lugar, generar entornos seguros en los que puedan tener la experiencia de que pueden confiar en las personas que les cuidan. Y, además, fomentar que participen en actividades en las que puedan poner en práctica sus habilidades, ser reconocidos y valorados. En la medida que esto se consigue, pueden desaprender conductas y actitudes que han sido adaptativas a su anterior entorno vital, pero que en el actual no son de ayuda, y aprender entonces otras formas de relacionarse que les ayudan a crear relaciones sanas y constructivas.

12. Hoy hemos querido traer la voz de estos niños a través de ti, ¿Querrías añadir algo?

Pienso que es muy importante divulgar esta realidad y mejorar la sensibilidad de la sociedad hacia ella. Cada gesto cuenta, y vuestro trabajo por tratar de poner la atención en estas situaciones es un granito de arena crucial en esa labor.

13. ¿Qué mensaje les mandarías a los que estén leyendo esta entrevista?

No conozco muy bien el colectivo de personas que lee habitualmente vuestra web, así que se me ocurre hacer un llamamiento general a pedir que cada uno de nosotros y nosotras hagamos lo que esté en nuestra mano para ser más sensibles hacia la realidad de los niños, niñas y adolescentes que han vivido situaciones de maltrato y negligencia, en primer lugar, asumiendo que esto ocurre en nuestro entorno. Y, en segundo lugar, tratando desde nuestro rol (como padre o madre, educador o educadora, monitor o monitora, etc.) de apreciar en cada niño o niña su valor como persona, entendiendo que, muchas veces, las dificultades o problemas de conducta que puedan tener son una expresión de sufrimiento y necesitan de nuestra comprensión y atención.

Agradecemos mucho el tiempo compartido contigo, José Mari. Es una realidad llena de tabúes, a la que junto a ti, hemos tenido la oportunidad de acercarnos con una mirada más amplia. Para nosotras ha sido importante, tanto personal como profesionalmente, poder acercarnos a través de tus palabras a esta realidad no tan lejana. Y nos has compartido claves que podemos poner en práctica en el día a día, empezando por nosotras mismas. Muchas gracias por tu dedicación e implicación.

Entrevista realizada por:

Maddi Arana Arzak

Usue Odriozola Nava