Salida Fin de Curso: Sendaviva - Crónica
¡Cómo pasa el tiempo! Para cuando nos hemos dado cuenta, nos hemos visto en el bus de Luiscar (una vez más, con Emilio al volante), en la última salida del curso, ni más ni menos que hacia Sendaviva, ¡ahí es nada!
El tiempo: espléndido, tal y como se había encargado. El viaje, sin ninguna pega: en calma y armonía. Tras llegar con absoluta puntualidad, y tras superar ciertos problemas burocráticos que merecen un tironcillo de orejas a los responsables del parque, nos hemos puesto en camino hacia él (hay un paseo bien largo desde el parking hasta las primeras atracciones); menos mal que el calor aún no apretaba.
Con un tiempo de parada para comer, preferentemente a la sombra -porque el sol ya empezaba a trabajar con fundamento-, que ha servido de descanso entre la sesión matutina y la vespertina, hemos dedicado el tiempo (que se ha hecho muy corto) a observar animales de diversas partes del mundo, presenciar el precioso espectáculo de aves -rapaces, zancudas…- (un buho ha estado a punto de llevarse a Jimena con sus garras, pero no le hemos dejado), perdernos en el laberinto junto al circo (Senia y Yuliia me han rescatado a tiempo para llegar al bus para la vuelta), reír histéricamente en el descenso en Bobsleigh, refrescarnos en los toboganes de agua, pasear en barca…
Ha sido genial, sobre todo porque lo hemos hecho juntos.
Emprender el regreso suponía cierta pena, aliviada por la expectativa de jugar (quizá, también ganar) al bingo en el viaje de vuelta. Moha no ha parado de hacer trampas, pero no le ha servido de nada, y Gladys ni te cuento, jajaja; Alazne ha estado a punto de cantar un montón de líneas y bingos, pero algo se le torcía siempre en el último momento; Martha no se conformaba con la línea ganada y ha cantado todo lo que podía y más; Tatiana, Laia y Arantza han conseguido premio; Senia también, pero no sé si lo merecía, porque ha cantado con muy poca chicha; Emilio… bueno, mejor ni comentamos… se ha vuelto a llevar premio: es muy probable que nunca más volvamos a ver a Luiscar, porque Emilio siempre le va a pedir ser él nuestro chófer.
Hemos llegado a Donosti también en hora; cansados pero satisfechos. Otra buena experiencia para la colección.
Aprovecho para despedirme hasta el curso próximo y agradecer la participación de quienes habéis sudado en alguna de las rutas del año o asistido a las salidas culturales o de ocio. Nuevamente, ha sido un placer. El año que viene, más, por supuesto.
¡Feliz verano!
Xabi Ariznabarreta